Aprendamos de
la historia, en 1974 un grupo importante de evangélicos firmó una declaración
que afirmaba que las violaciones a los DD.HH de la dictadura cívico militar de
Pinochet era un invento del marxismo internacional. Sabemos muy bien cuán
equivocados estuvieron y cuán vergonzoso y contrario a los más elementales
valores cristianos fue esa mentira y encubrimiento. En 1989, para el plebiscito, el Consejo de Pastores (que
representaba a muchas iglesias evangélicas), en la voz del obispo Javier Vásquez llamó a votar por el sí, diciendo que de ganar el “no” seríamos
comunistas como la URSS. Sabemos muy bien cuán equivocados estuvieron.
¿Se acuerdan cuando dijeron que con la ley de culto de 1999 iba
a meter presos a los pastores? Sabemos cuán equivocados estuvieron, al
contrario, salió una ley de tanta libertad y ausencia de deberes a las
organizaciones religiosas que lamentablemente permitió que se multiplicaran iglesias
que han abusado haciendo multimillonarios a sus líderes, según todos sabemos
muy bien. ¿Se acuerdan que dijeron lo mismo con la ley Zamudio o con el
AUC, que nos meterían presos? Nada de eso resultó ser real, solo fue el miedo
de siempre, el prejuicio de siempre, amparado por el desconocimiento. Estaban
equivocados, basados en el miedo, y no en el respeto por los demás, cuestión
que demanda el evangelio.
Hoy es la misma estrategia, utilizar nuestro miedo para
paralizarnos, diciendo exactamente las mismas cosas, que todo el movimiento lo
inventó el marxismo internacional, que nos volveremos como Corea del Norte, que
meterán presos a los cristianos, receta vieja y probadamente falsa.
Nos han manipulado con el miedo políticamente desde hace mucho, nos hacen hacer el ridículo y relativizar el amor por el prójimo y el respeto por las personas y sus condiciones de existencia, lo hacen constantemente, y creen que puede seguir funcionando para usarnos en favor de poderosos intereses económicos. No lo permitamos.
El proceso constitucional democrático que se viene, experiencias que han sido utilizados en países como USA o Francia, implicará la participación de actores de toda la sociedad chilena, eso incluye a las personas que creen en Dios, incluye a los chilenos y a los que viven en nuestro territorio. Este proceso es nuestro, es de todos.
Nos han manipulado con el miedo políticamente desde hace mucho, nos hacen hacer el ridículo y relativizar el amor por el prójimo y el respeto por las personas y sus condiciones de existencia, lo hacen constantemente, y creen que puede seguir funcionando para usarnos en favor de poderosos intereses económicos. No lo permitamos.
El proceso constitucional democrático que se viene, experiencias que han sido utilizados en países como USA o Francia, implicará la participación de actores de toda la sociedad chilena, eso incluye a las personas que creen en Dios, incluye a los chilenos y a los que viven en nuestro territorio. Este proceso es nuestro, es de todos.
No más miedo sino fe; trabajo informado amplia y diligentemente;
participación llena del fruto del Espíritu que es paz, alegría y justicia; no
más luchar contra enemigos imaginarios; colaborar con un país donde quepan y
vivan en paz, armonía e igualdad creyentes y no creyentes, cristianos o de
cualquier religión. Trabajemos para construir la justicia, vivamos la fe que
obra por el amor, no para ser unos reaccionarios, atemorizados, en estado de
alerta, con delirio de persecución, sino personas valientes, honestas,
tranquilas, confiadas, ecuánimes, justas. Las organizaciones que se están levantando contra el proceso
constitucional, son continuadoras y financiadas por grupos funcionales a los
intereses económicos y empresariales afines al pinochetismo (el mismo que
persiguió a los evangélicos que denunciaron sus asesinatos y que permitió
predicar sólo a aquellos que no denunciaban sus crímenes). Utilizan el miedo para favorecer un sistema económico contrario
a la vida, pro-explotación, pro-abuso, pro-contaminación, pro-desigualdad, pro-endeudamiento y usura, acumulacion y clasismo. La Constitución es el amarre
clave para mantenerlo tal y como está.
Hermanas, hermanos, estemos a la altura esta vez, colaboremos con la paz y la justicia para todos los que viven aquí, para que vivamos quieta y reposadamente, con toda PIEDAD y honestidad.
Hermanas, hermanos, estemos a la altura esta vez, colaboremos con la paz y la justicia para todos los que viven aquí, para que vivamos quieta y reposadamente, con toda PIEDAD y honestidad.
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